El sábado anterior gracias a Dios tuvimos mucho trabajo. Tres eventos para ser concretos. Tres eventos que se las traían desde un punto de creatividad, preparación y ejecución. Para añadirle una pizca más de estrés, el colapso vial de nuestro país hacía que los traslados se volvieran más retadores: La platina que afecta todo el país, Lindora en su estado de parqueo eterno, la Ruta 27 cargadísima por el Festival PicNic, y nuestros eventos en puntos alrededor de estos caos.
Presas al atardecer el sábado pasado ¿lindo verdad?
Y es que por mi necesidad de hacer las cosas con excelencia y búsqueda del perfeccionamiento de mi trabajo, detalles como el del tráfico pesado que les estoy contando, son gotas que pueden derramar el vaso de mi estrés. Y si sumamos todo el resto de detalles que conlleva el montaje de un evento, ustedes entenderán que eso cansa muchísimo.
PERO, dentro de todo ese cansancio mientras montaba uno de los eventos me topé con este mensaje:
En serio recordar y llevar esto en el corazón, NO TIENE PRECIO
¡De esto se trata! Claro que trabajo por un sustento para mi familia, pero esta es la propina y lo que le da más sentido a mi profesión: Ser parte de historias que comienzan, ser parte de celebraciones, ser parte de conmemoraciones, ser parte activa de la vida de otros seres humanos que confían plenamente en mis capacidades y yo poder cumplir con sus expectativas a través de mis capacidades, dones y habilidades. Cuando me doy cuenta que soy parte de estas historias, me doy cuenta que TODO el esfuerzo vale la pena. En serio, NO TIENE PRECIO.
Un abrazo,
Maye!